El SMS nació en el año 1992, un año donde la telefonía
móvil comenzaba a eclosionar y a convertirse en toda una tendencia de la que
todo el mundo quería participar. Los SMS
masivos jugaron un papel muy importante en una nueva forma de
llegar a las personas por parte de las empresas o incluso de particular a
particular, había nacido una forma de comunicación menos intrusiva que las propias
llamadas.
Aunque las principales plataformas de envío de mensajes
han ido ganando su cuota de mercado, el SMS resiste estoicamente gracias a su
gran efectividad y versatilidad a la hora de enviar mensajes, especialmente
masivos, push sms, etc., lo que hace que aún siga siendo un servicio que tiene
todavía mucho que decir.
A primera vista podrían parecer idénticos para alguien
que, por extraño que parezca, no haya utilizado ninguno de los dos sistemas,
pero son muy diferentes entre sí. En este caso, el SMS es un sistema de
comunicación que se establece entre dos dispositivos móviles y para ello se
utiliza un lenguaje alfanumérico, con una cierta limitación de caracteres.
A pesar de ello, los SMS pueden ir de manera encadenada e
ir mostrándose seguidos al receptor. Todos los teléfonos vienen de serie con la
opción de envío y recepción de SMS, todos ellos con un coste unitario, aunque
hoy en día, gracias a los paquetes de telefonía pueden ofrecerse packs incluso
de 1000 SMS por un módico precio.
Por su parte, Whatsapp es un software de mensajería
instantánea vía Internet que puede aplicarse a diferentes dispositivos móviles.
Para su funcionamiento hay que instalar la aplicación correspondiente y solo
funciona en smartphones o tablets, aunque hay opción de funcionamiento en el
PC.
La aplicación tiene un precio reducido y se pueden enviar
todos los mensajes que se deseen así como fotos o vídeos que hayan sido
grabados en el móvil, pero para ello hay que tener contratado un plan de datos
móviles para poder enviarlos desde cualquier lugar o desde una red Wi-Fi.
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